jueves, 23 de agosto de 2012

ASTURIAS: UN LUGAR DE GRAN RIQUEZA NATURAL Y CULTURAL


Panorámica de la Playa de Vidiago

Hoy quiero hablaros del viaje a Asturias que he hecho este mes de Agosto, al igual que hice una entrada sobre  Pedro Bernardo, el pueblo de Ávila en el que pasé unos días, quiero compartir con vosotros mis impresiones sobre la bella zona de Asturias en la que estuve: Llanes El viaje lo realicé con unos amigos y saliendo desde Madrid fuimos hacia el norte en coche. Por el camino de ida, al ser un viaje largo, hicimos una parada en Frómista, en la provincia de Palencia y perteneciente también a la comarca Tierra de Campos, y, como no, nos acercamos a ver la iglesia románica de San Martin de Tours (imagen de la izquierda), erigida en el siglo XI y considerada uno de los prototipos del Románico europeo. Realmente bonita es algo que los turistas no pueden dejar de visitar si, como nosotros, paran allí a descansar. Seguimos nuestro camino y tras un par de horas más en coche y contemplar como todo se iba poniendo verde, llegamos a nuestro destino.

Nos alojábamos en el Camping La Paz, situado en frente de la Playa de Vidiago, con unas vistas increíbles de cara al mar que hacían el despertar y salir de la tienda una experiencia de lo más agradable con la brisa y las vistas del mar; así como el dormirse, pues al tener el mar tan cerca era muy relajante y te dormías escuchando el batir de las olas. La panorámica que hay justo antes de empezar este post era la imagen de la playa que se veía situada a penas diez metros de nuestras tiendas, para que os hagáis una idea.


Al camping lo denominamos por nuestra cuenta “la comarca”, si, en referencia al Señor de los Anillos, pues es enteramente verde y con multitud de terracitas donde se sitúan las tiendas, así como con multitud de espacios verdes entre unas terrazas y otras de manera que el verde predomina, dando la sensación de que estas en el mundo de los hobbits creado por J. R. R. Tolkien.
Imagen de un lado del camping y del restaurante
Justo a la entrada del camping hay una tiendecita en la que, a un precio no del todo asequible, se pueden encontrar productos de primera necesidad; y a 30 metros escasos de la playa el camping también cuenta con un restaurante en el quese puedes tomarte un buen desayuno o una comida caliente. Los desayunos en el restaurante no están nada mal y salen bastante bien de precio, aunque comer allí ya es otra historia, ahí si que sube bastante. Sin embargo también está la opción de los bocatas y hay que decir que están bastante buenos. Lo mejor del restaurante desde luego son las vistas, pues está elevado en una zona alta del campin y se pueden ver los acantilados y el gran mar azul a través de los grandes ventanales de cristal.

Pero para mi lo mejor sin duda del camping son los múltiples miradores que tiene, bordeado por construcciones en madera y piedra a modo de verdaderos paseos marítimos que están por encima del mar, por lo que hacen que te puedas alejar de las tiendas y sentarte en uno de los muchos bancos que están en el camino que bordea su monte. 
Desde estos miradores se puede ver el mar y la playa y la hermosa vegetación que queda a nuestra espalda… es simplemente indescriptible la belleza, el color, la luz, el viento... todo junto y de una manera que te rejuvenece, como si de repente todo lo demás no existiera. Puede que suene un poco cursi, pero a quien le gusta viajar y maravillarse con el mundo que le rodea seguro que entenderá lo que quiero decir; todos nos hemos sobrecogido ante un hermoso paisaje o una obra de arte.

También quiero hablaros del pueblo de Llanes, que estaba a unos 15 minutos en coche de Vidiago, donde estaba nuestro camping. Llanes es precioso, es como adentrarte en un cuento donde las casas son todas de colores, cada una de uno diferente al anterior. Sencillas, con balcones de madera que se van alineando haciendo un conjunto muy armónico. Esa armonia, unida a los grandes ventanales de cristal, enmarcados en la madera, hacen un conjuno realmente bonito; además de que muchos de ellos están cubiertos de flores. Es como una postal, como si los dueños de las casas tuviesen a sus hogares preparados para que les tomasen una fotografía.

También destacar que hay muchas casas que realmente no son casas, sino mansiones pues son realmente impresionantes, de varias plantas y con unos jardines muy amplios.  Además es una ciudad llena de vida, siempre con mucha gente en la calle y las terrazas llenas, pero no por ello deja de ser una ciudad tranquila.

De Llanes puedo destacar, además de su arquitectura, su gastronomía ya que hay muchísimos sitios para comer, a un precio bastante asequible y desde luego con platos deliciosos. Estuvimos en un restaurante que se llamaba el Mesón Clemente y comimos de menú. Lo cierto es que en ningún restaurante de la zona faltan la fabada asturiana como plato principal del menú, al igual que los escalopines al cabrales, por lo que nos dispusimos a comer ambos platos. Supongo que para quien esté acostumbrado no se sorprenderá de las inmensas fuentes que ponen para que cada uno se sirva la fabada asturiana en su plato, pero nosotros nos quedamos bastante impresionados pues pensábamos que simplemente servirían un plato a cada uno y punto. Lo cierto es que estaba todo delicioso y además se portaron muy bien con nosotros; seguro que en muchos restaurantes se come muy bien pero yo, por mi experiencia, recomiendo en el que estuve con mis amigos, todos quedamos muy contentos.

Con lo que comentaba antes de tener todo muy cuidado, hasta el detalle, hay otro ejemplo y otro lugar destacable dentro del centro de Llanes: los famosos cubos de la memoria, que no es otra cosa que la intervención artística en la escollera del puerto del artista vasco Agustín Ibarrola. El proyecto artístico consistió en convertir los bloques de hormigón que conforman la escollera en una gigantesca escultura policromada donde el artista pintó en su superficie, según su propia interpretación, el paisaje, la cultura y los modos de vida de los llaniscos a lo largo de la historia. De esta manera las pinturas son multiples composiciones que se pueden observar desde diversos puntos de vista y desde tierra o desde el mar. Una verdadera obra de arte.

Pero no solo en el puerto se puede disfrutar del agua, ya que Llanes cuenta con una gran cantidad de agua en su interior debido a que el mar se introduce dentro del pueblo formando una preciosa y amplia ría, por lo que puedes ir paseando e ir viendo las diferentes embarcaciones pesqueras y deportivas, así como a los peces que nadan por ella.

La ría de Llanes

Y por último hablaros de las diferentes rutas que se pueden hacer desde el camping. Lo cierto es que la mayoría de las rutas parten desde Llanes, pero aun así hay algo a medio camino que no os podéis perder tanto si os alojáis en Vidiago como si os alojáis en el centro de Llanes, y son los bufones, en concreto los Bufones de Arenillas, declarados Monumento Natural, que son en los que estuve yo. Los bufones son unas chimeneas naturales hechas en los acantilados y formados por la erosión constante del agua del mar. Cuando las olas rompen con fuerza en el acantilado el agua entra a presión por las cuevas y canales que se han ido formando de manera natural y salen por las chimeneas que se han abierto de modo que brota el agua pulverizada como si fuese un surtidor que puede llegar a medir entre 20 y 40 metros, por lo que es peligroso y es mejor observarlos desde una buena distancia, en especial cuando hay ventisca y una fuerte marejada. Lo curioso de este fenómeno geológico es que no se forma en solitario, sino que se forman campos de varios bufones de diferentes potencias a lo largo del acantilado. Los Bufones de Arenillas se encuentran a menos de una hora a pie del camping y la senda es muy sencilla. Desde luego es todo un espectáculo que demuestra la fuerza y belleza del Cantábrico. Por desgracia cuando yo fui el mar estaba con marea baja y no pude ver el efecto del agua, pero sí que pude acercarme a los acantilados y ver las cuevas naturales que la fuerza del mar había formado.

Entorno de los Bufones de Arenilla (Cuevas al fondo)
Además el entorno que los rodea es impresionante, porque se puede ver perfectamente el contraste del azul del mar con el verde de la montaña, además de tener una gran fauna: a cada paso nos encontrábamos caballos pastando a su aire y a pequeñas cabras tumbadas entre los recodos de las rocas. Fue una ruta preciosa y desde luego, como bien dijo otro excursionista que allí estaba, el paisaje no tiene nada que envidiar a los parajes que salen en películas de fantasía como El Señor de los Anillos, y tenía razón.

Para terminar hay otra ruta mucho más corta, de unos 20 minutos, que sale del camping hacia la cima de una las colinas verdes en las que está y desde allí, siguiéndola hacia abajo se llega a otra playa, no es para bañarse desde luego, pues no es de arena, sino de piedras. Pero desde allí se puede ver el atardecer y ponerse el sol… un espectáculo que desde luego corta la respiración. Desde el camping se puede ver el atardecer pero hay un acantilado que sobresale e impide ver el sol ponerse, por lo que solo se ve el cielo teñirse de los rosas y naranjas propios del atardecer,  pero con esta ruta bordeas hacia el otro lado y se puede contemplar una hermosa puesta de sol que desde luego no tiene desperdicio.


Puesta de Sol


Con todo esto no tengo mucho más que destacar de mi estancia en Asturias, solo que espero volver porque  esa tierra tan verde es preciosa. Es estar rodeado de una gran cantidad de riqueza natural y cultural… realmente nunca sobra el tiempo allí, siempre hay cosas que ver y que descubrir. Cada rincón es toda una nueva experiencia, o sino es nueva por lo menos tan asombrosa y bella que te parece como si lo volvieses a estar viendo por primera vez.


* Todas las imágenes de este post, exceptuando la del camping con el restaurante, la de los cubos de la memoria y las de los bufones que han sido obtenidas de las fuentes de imágenes de internet, han sido hechas por Lucía Berruga Sánchez (L.B.) o Alberto Oliva Rodríguez (A.O.R)

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