domingo, 13 de marzo de 2016

"DEL DIVISIONISMO AL FUTURISMO": EL ARTE ITALIANO HACIA LA MODERNIDAD


"Nosotros somos la última luz de un ocaso y seremos, tras una larga noche, la aurora del porvenir"


Con esta cita de Giovanni Segantini da comienzo la exposición “Del Divisionismo al Futurismo” presentada por la Fundación Mapfre el pasado 17 de febrero y que estará abierta hasta el próximo 5 de junio.  A lo largo de sus diferentes salas podremos ir viendo la evolución de este grupo de artistas italianos que acabarían jugando un papel importante en la renovación del arte italiano entre finales del siglo XIX y principios del XX.

El Divisionismo surgió con un grupo de jóvenes pintores que en 1891 hicieron su primera aparición pública en la Triennale di Brera en Milán; y lo hicieron como un movimiento autónomo que, aunque nació de las mismas fuentes teóricas que dieron lugar al puntillismo en Francia, se diferenció del mismo en que para los divisionistas la investigación sobre la descomposición de la luz y el color era un medio en vez de un fin: un medio que está sometido al propio mensaje de la obra, como se verá en las diferentes pinturas de la exposición.


Cómo se podrá ver en las diferentes salas de la misma, la fuerza revolucionaria  del lenguaje divisionista acabará sentando las bases para el nacimiento del futurismo, que interrumpió en el arte italiano en 1909 de mano de Filipo Tommaso Marinetti y se convirtió en uno de los movimientos de vanguardia por excelencia.

Es por ello que “Del Divisionismo al Futurismo”  es una exposición que pretende examinar las relaciones que se dan entre ambas corrientes, estableciéndose un diálogo entre dos generaciones que acabaron definiendo el nacimiento de la pintura moderna italiana.

La luz de la naturaleza


En esta primera parte de la exposición se nos hará una introducción al principio divisionista a través de una serie de obras donde destacará la descomposición de colores, estilo que fue difundido por el marchante, crítico y pintor Vittore Grubicy. Esta descomposición estará presente en obras como Batello sul lago Maggiore (Barco en el lago Maggiore), cuadro de la izquierda pintado por Morbelli en 1915.

También encontraremos obras donde, a través de la descomposición del color, pintores como Segantini y Previati representan a través del paisaje el inicio de una nueva estética y de un nuevo tratamiento técnico con un claro objetivo: un relación directa con la naturaleza en "plein air", cuya luz se pretendía captar diversificada según las condiciones atmosféricas y, donde, las personas aparecen reflejadas en sintonía con la naturaleza como en el cuadro Costume grigionese (Traje grisón) que os pongo debajo, pintado en 1887 por Segantini, o en Passeggiata amorosa de Peliza (imagen de arriba a la derecha).




Todas estas son obras que indagan y representan el misterio de la naturaleza y cómo las personas interceden y participan de la misma, convirtiéndose en parte de la escena, cuya luz también se refleja en ellas. 


La deriva realista


En la siguiente parte de la exposición veremos como, entre las obras de los artistas, empieza a haber un predominio de obras dedicadas a temas políticos y sociales. Esto será a partir de 1891, momento en el que se manifiesta un cambio en el gusto e implicación de los artistas que demostrarán, como se puede ver en obras como Por ottanta centesimi, de Morbelli  (Imagen de debajo), una atención a las condiciones de vida de las clases mas desfavorecidas.




La exposición nos sitúa en Milán, ya que esta fue el centro de la economía y la industria de la época, convirtiéndose en el escenario principal de las luchas y crecientes protestas de los trabajadores, lo que genero una "pintura de ideas" mas próxima a las situaciones que vivían los sectores más humildes. Esto se pude ver con Riflessioni di un affamato, pintado en 1893 por Emilio Longoni (imagen de la izquierda), que es un claro ejemplo de la denuncia social que hicieron los artistas de la época mostrando el lado dramático de la vida moderna.

La deriva simbolista. Una "pintura de ideas"


En la siguiente parte de la exposición veremos cómo los artistas del divisionismo, tras haber aplicado una técnica casi científica y más naturalista de la realidad como ya se ha podido ver en las obras anteriores, se fueron aproximando a una tendencia más simbolista, en sintonía con la pintura europea.

De esta forma veremos cómo las obras expuestas se caracterizan por la plasmación de temas universales donde indagan sobre los misterios del tiempo, de la vida, del amor y de la muerte.

Uno de los motivos predilectos de Segantini fue la maternidad, ello se puede ver a través de obras como Le due madri, y con L’angelo di la vita (El ángel de la vida) imagen de la derecha, con el que retomó el tema con una sugerente transfiguración alegórica en la que el grupo de la madre y el hijo junto al árbol se encuentran en medio de un paisaje fantástico.

El artista nos sitúa en un mundo que va más allá del real, en un fascinante espacio cósmico; es en este lugar sideral donde se sitúan otras obras como La danza delle ore, de Previati (imagen de debajo), donde se aprecia un movimiento pareo que parece emulado por un mecanismo celeste que parece seguir un compás musical (aunque no se oiga). 



"Presiento un futuro no muy lejano en el que nosotros (…) trazaremos puentes y escaleras a través de las cuales tendrán que subir todos aquellos que pretendan disfrutar del arte. Nuestro grupo sacará chispas en la oscuridad de la próxima decadencia y enviará llamas a un lejano renacimiento futuro." (Segantini)

Camino al Futurismo


A principios del siglo XX la teoría divisionista constituye el lenguaje común a todos los pintores que devendrán futuristas, fundamentalmente al papel de Giacomo Balla, maestro de Boccioni y Severini, que se aproximó al puntillismo francés reelaborando la técnica aprendida de los postimpresionistas con una gran libertad pero manteniendo el interés por la captación de la luz natural, interés que se refleja en obras como Ritratto di Sophie Popoff, de Boccioni (imagen de la izquierda), una de las obras más bonitas e impresionantes de la exposición.

Esta atención a la luz, como se aprecia en la obra de Boccioni, se desarrollará por el contraste de las figuras a contraluz, se aprecia en Artemisia, cuadro en el que la técnica divisionista se aplica al pastel en una escena interior.

De Previati, Boccioni toma la libertad cromática y el progresivo desinterés por la luz como dato natural, por ello hará una serie de retratos donde el modelo favorito será su madre, en las que la luz se descompone en un trazado de pinceladas azules, lilas, rosas y verdes como se aprecia en Nudo di spalle (imagen de la derecha e imagen central de la exposición, como demuestra la imagen del folleto con el que inicio este post).

La pintura futurista 1910 - 1915


La magnificencia del mundo se ha enriquecido con una nueva belleza: la belleza de la velocidad (…) Un automóvil rugiente que parece correr sobre metralla”. Esto proclamaba el Manifiesto futurista publicado por Filippo Tomasso Marinetti. 

A este primer manifiesto o llamada se sumaron Boccioni, Carrà, Balla, Severini y Russolo, quienes firmaron en abril de 1910 “La pintura futurista. Manifiesto técnico”, donde proclamaron que no puede existir pintura sin divisionismo, señalando así este movimiento como punto de partida del movimiento.

Boccioni, tras viajar a Paris y conocer en 1911 a Picasso y Braque comenzó a trabajar el espacio pictórico a través de la fragmentación de los objetos alcanzando un equilibrio entre el dinamismo futurista y la descomposición de los volúmenes del cubismo patente en obras como Costruzione spiralica de Boccioni (imagen de la izquierda).

Y con esta última sala y cuadros como  Compenetrazione iridescente de Balla (imagen de debajo) que se diferencian mucho de las obras que hemos visto en las primeras salas, se pondrá  punto y final a un magnífico paseo por el mundo del arte italiano que marcó una nueva forma de ver y de concebir la pintura.



En definitiva, esta exposición es una muestra de luz, color y compromiso social, situando al arte como un reflejo de esa realidad cambiante que no puede dejar de evolucionar. Recomendadísima y a buen precio (3 euros por persona), aunque prefería aquellos tiempos en los que la fundación no sacaba beneficios y ofrecía arte y cultura gratuitos, pero bueno, aun así sigue siendo una gran exposición a un precio económico y apto para todos los bolsillos.


*Todas las imágenes de este post han sido sacadas de las fuentes de márgenes de Internet

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