miércoles, 19 de octubre de 2016

IMRESIONISTAS Y MODERNOS EN EL CAIXA FORUM DE MADRID: 60 OBRAS MAESTRAS DE LA PILLIPHS COLLECTION

La exposición Impresionistas y Modernos que aún se podrá disfrutar hasta el próximo domingo, 23 de octubre, en el Caixa Forum de Madrid ofrece 60 obras maestras de la Phillips Collection para celebrar su 95 aniversario. Esta selección de obras proceden del primer museo de arte moderno que se creó en los Estados Unidos.

La exposición está distribuida en seis ámbitos temáticos que se articulan cronológicamente y que reflejan la evolución de la pintura moderna desde el siglo XIX hasta ya entrada de la segunda mitad del siglo XX; una verdadera joya que posiblemente los madrileños y turistas de nuestra ciudad no podamos volver a ver.

Por eso, aunque solo quedan unos días, os hago una reseña de esta exposición que el  próximo domingo cerrará sus puertas y dirá adiós a las salas del Caixa Forum, donde ha sido alojada desde el pasado mes de julio.

La Phillips collection: Un poco de historia


La Phillips Collection fue fundada en la ciudad de Washington cuando término la Primera Guerra Mundial por un joven coleccionista llamado Duncan Phillips (1886-1966). La Phillips Collection siempre se ha consagrado a la idea de la modernidad como un diálogo fructífero, abierto y sin límites entre pasado y presente y desde que abrió sus puertas en 1921 se ha mantenido fiel a la voluntad de su fundador de que fuese un museo íntimo combinado con un centro de experimentación. Esta filosofía le ha permitido convertirse en varias ocasiones en el primer museo en adquirir o exponer obras de artistas tan dispares como Bonnard, Braque, Soutine y O’Keeffe.

Duncan Phillips, que fue un pionero en muchos sentidos, era un apasionado del arte de su tiempo y sobretodo tenía un gran instinto para detectar el talento y a las grandes promesas. Fue así como reunió una colección de prestigio mundial que ahora hemos podido disfrutar los visitantes del Caixa Forum de Madrid.

exposicion impresionistas y modernos

De Duncan Phillips resultan especialmente inspiradoras su mentalidad abierta y su generosidad, su búsqueda de la voz individual del artista y su convencimiento de que nos enriquece ver tal y como ven los verdaderos artistas. Filosofía que se aplica a las obras escogidas en la exposición y cuyas salas ofrecen un paseo por el arte estructurado en función de la naturaleza de un diálogo extraordinario que mantiene pasado y presente en la Phillips Collection, sin ningún tipo de restricción, ni geográfica, ni nacional, ni histórica.

Sala 1. Clasicismo, Romanticismo y Realismo


En esta primera sala vamos a poder contemplar el arte europeo del siglo XIX, el cual puede entenderse como un diálogo constante entre los ideales clásicos, la imaginación romántica y el realismo de los hechos observados.


Por un lado el Clasicismo, para alcanzar el equilibrio y la claridad en la composición, buscaba la intemporal y lo ideal a través de la conciliación entre contrarios. Por otro el Romanticismo, en cambio, priorizaba el desequilibrio, la imaginación y la emoción, y valoraba el artista independiente porque exploraba lo nuevo y lo desconocido. Y por último el Realismo, al centrarse en los hechos observables como remedio contra la naturaleza idealizada y el exotismo, se convirtió en el antídoto perfecto para el debate entre los partidarios del clasicismo y del romanticismo. La mayoría de los grandes maestros modernos combinaron en sus obras, como se puede apreciar a lo largo de toda la exposición, todos sus elementos, insistiendo más en unos u en otros.

Las características de estas nuevas maneras de entender la pintura eran la ausencia de acabados, la libertad de ejecución y la espontaneidad. Distintivos que encontramos en obras como el Ballet Español pintado por Monet en 1862. Esta obra no nos muestra un espectáculo real, sino que algunos de los bailarines principales posaron  para Monet en un estudio como si estuviesen actuando. Tanto sus poses como las figuras que los rodean remiten a fotografías, a estampas y a pinturas de Goya y Velázquez. 

En esta obra también destaca la curiosa composición y el uso del blanco y el negro, así como las bruscas incongruencias de tono y color y las pinceladas audaces y densas que muestran el giro del artista hacia una estética moderna.

El Levantamiento. Doumier
Otra de las obras que destaca dentro de la primera sala es la obra El levantamiento, pintada por Daumier en 1848. Este cuadro es el de mayor tamaño de la artista que hay en Norteamérica y representa un momento de tumulto revolucionario en las calles de París, inspirado quizás en las revoluciones de 1848 y en el derrocamiento de la monarquía de julio de Luis Felipe I. 

Daumier pintó a la multitud de alzada como un compendio de arquetipos sociales, y concentra toda la energía de la escena en el hombre central de la camisa de la camisa blanca. Duncan Phillips que veía en este cuadro un “símbolo de toda la indignación humana contenida” situaba a Daumier en el mismo nivel que a Miguel Ángel.

Sala 2. Impresionismo y postimpresionismo


A mediados de la década de 1860, el realismo dio paso a los impresionistas franceses, que preferían pintar escenas de la vida cotidiana y vistas urbanas o de paisajes trabajándolas al aire libre con una paleta luminosa y prismática. Para los artistas era esencial plasmarla en la impresión y los reflejos de la luz en sus obras. Sus composiciones, por otra parte, muestran la influencia del encuadre y de la simetría propia de la fotografía y de los grabados japoneses. Hacia mediados de la década de 1880, una nueva generación de pintores franceses, con frecuencia denominados post impresionistas, intento superar el estilo el estilo anterior basado en la observación.

Sala 2. Impresionistas y Modernos

Para aquellos artistas, que cada vez más hacían hincapié en la imaginación y en el uso expresivo de los colores, la naturaleza ya no era el resultado final sino un punto de partida por lo que el cuadro dejó de ser una transcripción de la naturaleza para convertirse en una invención estética.

Casa en Auvers. Van Gogh
En esta sala encontramos obras tan bonitas como la de Casa en Auvers, de Van Gogh pintada en 1890. 

Esta obra pertenece a la última época del artista, cuando se trasladó del hospital psiquiátrico de Saint-Rémy  (donde había recibido tratamiento desde que se cortaba la oreja en diciembre de 1888) a Auvers-sur-Oise, población situada a unos 30 kilómetros al noroeste de París. 

El cuadro, que pintó tan solo seis semanas antes de morir, forma parte de un conjunto de lienzos con trigales vacíos que realizó en estas últimas semanas. La obra destaca por el horizonte alto, la llanura y el tratamiento texturizado del trigo que no sólo crean una atmósfera claustrofóbica, sino que además evidencian la influencia del arte japonés. Duncan Phillips consideró Van Gogh como sucesor natural del Greco.

Personalmente, Van Gogh me encanta, y poder contemplar una de sus obras en directo siempre es algo que me llena de alegría. Sin duda la sala dos fue de mis favoritas de toda la exposición ya que me permitió acercarme a los pintores impresionistas que más me gustan y poder contemplar en persona algunas de sus obras.

2016-10-10-15-47-25Entre ellas debo destacar también la de Bailarinas en la barra de Degas, pintada en 1900. Este cuadro ofrece al espectador una vista entre bambalinas de las bailarinas, un tema muy recurrente en la obra de Degas.

Pintada al final de su carrera artística esta obra se encontraba en su estudio en el momento de su muerte. Al igual que muchas de las obras del artista dedicadas a la temática del ballet, esta muestra la extrañeza formal de las posturas cuando las bailarinas se funden en un grupo. 

El gran tamaño de la pintura se corresponde con la contundencia de los intensos naranjas y azules, colores complementarios, y con la libertad de ejecución y la monumentalidad de su audaz composición.

Dos Muchachas. Morisot
Aunque de la sala destacaría prácticamente todas las obras puesto que es mi periodo de pintura favorito, os destaco como última obra la de Dos muchachas de Berthe Morisot. Está artista fue la única mujer del grupo de miembros fundadores del círculo de pintores impresionistas. 

La obra que os pongo es una de la última etapa de su carrera y fue pintada en el apartamento donde vivía en la Rue Weber de París. En ella se ejemplifican sus numerosas imágenes de muchachas en sus quehaceres cotidianos. Las luminosas armonías de azul, rosa, oro, plata y blanco atestiguan su admiración por las obras del pintor del siglo XVIII Boucher. 

En la última década de su vida, Morisot se acercó especialmente a Renoir, con quien compartía su pasión por la pintura rococó y cuya influencia es aquí evidente en los contornos de las figuras, creadas a partir de amplias pinceladas que destacan del resto de la obra.

Sala 3. París y el cubismo


A principios del siglo XX, parece la única ciudad europea en la que podía verse el arte más novedoso. Artistas de toda Europa, como Picasso, acudieron a la ciudad de la luz: el único lugar donde la imaginación podía volar sin restricciones. Hacia 1910, Picasso y Braque dejaron de lado la perspectiva tradicional para crear un sistema pictórico completamente nuevo llamado cubismo. Los principios cubistas de la forma y fragmentada y los puntos de vista diversos acabaron influyendo en pintores y escultores de todo el mundo.

Sala 3. Impresionistas y Modernos

Se explorarán además nuevas formas de representación de la figura y se hallaron nuevas fuentes en los museos etnográficos donde la escultura tribal africana y el arte egipcio compartían una geometría expresiva simplificada de la que se apropiaron algunos artistas. Otras en cambio adoptaron una mirada más sensual para seducir visualmente al espectador a través del color.

La habitación Azul. Picasso
Dentro de la sala 3 quiero destacaros una de las primeras obras que nos encontramos: La habitación azul, de Pablo Picasso pintada en 1901. Esta obra, hecha en el otoño de aquel año durante su segundo viaje a París,  se considera uno de los primeros ejemplos de la época azul del artista (1901 - 1904). 

El cuadro puede interpretarse, a la luz de lenguaje simbolista del siglo XIX como un testimonio de la sensación de aislamiento que experimentó el joven Picasso como extranjero en la capital francesa. La escena tiene lugar en el estudio del artista del Boulevard de Clichy, en ella el desánimo y el cansancio que refleja la postura de la mujer tienen su correspondencia en el lenguaje del color del romanticismo, según el cual el azul significa el anhelo espiritual. La habitación azul fue el primer cuadro de este artista que se incorporó a la Phillips Collection.

Mujer con sombrero verde. Picasso
Otra de las obras más destacables, tanto de esta sala como de la exposición en general, es otra de las obra de Picasso titulada Mujer con sombrero verde pintada en 1939. Esta obra es un retrato de la artista surrealista y fotógrafa Dora Maar, que fue modelo y amante de Picasso durante 8 años, de 1936 a 1944. 

La representa con su accesorio más emblemático: el sombrero. La expresión de Maar en el retrato, pintado en octubre de 1939 poco después de estallar la Segunda Guerra Mundial, refleja la incertidumbre del momento.

De esta sala cabe destacar también la obra de Dufy titulada El estudio del artista, pintada en  1935 y que representa el estudio que el artista utilizó durante 42 años y que estaba situado en  el Impasse de Guelma, en Montmartre.

El estudio del artista. Dufy

Los rápidos esbozos de sus obras y los estampados textiles que pueden observarse en la pintura ponen de manifiesto las dotes del artista como decorador, diseñador y dibujante. La paleta y el caballete del primer plano están vacíos, puesto que el estudio del artista es precisamente el cuadro que falta, cuyos colores son los favoritos de Dufy. Esta obra también destaca porque a través del cristal de la ventana se funden el interior y el exterior.

Sala 4. Intimismo y arte moderno


A finales del siglo XIX, en Francia se concebía la pintura como algo personal e íntimo, vinculado a los sentimientos de la imaginación del artista. Dos de las figuras fundamentales que exploraron este terreno fueron Pierre Bonnard y Édouard Vuillard, tildados con frecuencia de intimistas por sus detractores. Los interiores domésticos que pintaron tienen una carga psicológica novedosa en el arte moderno y coetánea del nacimiento del psicoanálisis. En cuanto al tema tradicional de la naturaleza muerta se convierte en un instrumento para explorar nuevos lenguajes estéticos y artísticos, al margen de la función moralizante y simbólica que tradicionalmente había tenido como género.

Los objetos que el artista elegía podían tener un valor o una importancia personales, y presentaban una visión microcósmica del mundo a escala íntima. En las obras de esta sala correspondientes a este periodo artístico se observa una combinación de inventiva y vigor, en un enfoque que media entre la abstracción y la figuración.

Interior con cortina egipcia. Matisse
En la sala 4 destaca la obra de Matisse, Interior con cortina egipcia pintada en 1948. Matisse pintó este cuadro a la edad de 79 años y en él siguió demostrando su infinita capacidad de innovación ya que esta extraordinaria pintura combina la energía salvaje que se apodera de algunos artistas cuando llegan a la vejez, con elementos relativos al tema del crecimiento tan habituales y frecuentes en su obra. La palmera, por ejemplo, es una referencia a la longevidad, la granada simboliza la fertilidad y la negrura invernal de la cortina egipcia rebosa de vida con motivos rojos y verdes.

Otra de las obras destacables de la sala número 4 es La Riviera de Bonnard, obra que refleja la pasión del artista por el sur de Francia, donde pasaba temporadas trabajando prácticamente todos los años. Hacia 1922 se decantó por la localidad de Le Cannet, en el norte de Cannes. Este panorama muestra a Le Cannet, su bahía y el macizo del Esterel en la distancia, con el sol poniente.

La Riviera. Bonnard

A lo largo de 30 años, a partir de 1925, Duncan Phillips adquirió 25 obrass de Bonnard, con lo que reunió la mayor y más diversa colección de este artista en Norteamérica. La Riviera fue una de las dos obras maestras de Bonnard sobre el Mediterráneo.

Desnudo en un interior. Bonnard
De Bonnard también destaca dentro de esta sala la obra Desnudo en un interior. Esta obra es un reflejo de uno de los temas principales de Bonnard: el acto de asearse. Su modelo fue su compañera y esposa, conocida como Marthe de Meligny aunque su verdadero nombre era María Boursin. Bonnard pinto a Marthe fallecido en 1942 en todas y cada una de las fases de su ritual de aseo aunque siempre trabajaba de memoria y no a partir del motivo real, lo cual explicaría el carácter onírico y el tono psicológico subyacente que caracteriza a sus cuadros.

En 1935 Marthe debería tener más de 60 años, pero Bonnard seguía pintándola con físico de mujer joven.

Sala 5. Naturaleza y expresionismo


En un nuevo siglo en el que se iban normalizando la electricidad, los rayos X, los automóviles, el cine y los aviones, todos esos cambios en la concepción del mundo y del lugar que ocupaba la humanidad en él incitaron a muchos artistas de ambos lados del Atlántico a repensar el modo de crear equivalentes visuales de esas nuevas experiencias. Los más osados innovadores no sólo trabajaban en París sino también en Alemania, Austria y América.

Motivo de hojas. O'KeefeEl expresionista del siglo XX con frecuencia intentó poner de relieve un sentido subyacente de las personas y lo espiritual que pudiera abarcar lo visionario; de todas formas, aunque estos artistas europeos y estadounidenses consideraban que el arte podía expresar la experiencia personal al margen de la existencia de un tema como la naturaleza, siguió siendo una fuente de inspiración constante para todos ellos.

En esta sala y cerca del final encontramos obras muy interesantes como Motivo de hojas, de O'Keefe pintado en 1926. Este artista es una de los máximos representantes del arte moderno en los Estados Unidos y buscó siempre las cualidades místicas subyacentes en la naturaleza. Deseaba encontrar equivalentes estéticos para expresar su experiencia del mundo natural por ello Motivos de hojas es una de sus primeras experimentaciones con la ampliación, y en él se magnifican y recortar fragmentos de la naturaleza hasta llenar el lienzo.

Sala 6. Expresionismo abstracto


Una generación de artistas norteamericanos que había alcanzado la madurez creativa en las décadas de 1940 y 1950 convirtió los Estados Unidos en una potencia internacional del Arte. Afectados por la acción política de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias, aquellos artistas consideraban que el subconsciente será una fuente primordial de inspiración creativa. Muchos de ellos destacaban las pinceladas expresivas y el propio acto de pintar como parte de la identidad esencial de la obra final, que revelaba la vida al interior del artista y constituía un testimonio físico de su lucha. Otros sin embargo rehuyeron por completo la extracción gestual y buscaron las fuerzas en unas relaciones cromáticas, líricas y trascendentes.

Sala 6. Exposición Impresionistas y Modernos

Número 182. Morris Louis
Por ello y por último, pero no por eso menos importante, dentro de la sala 6 en el expresionismo abstracto destacan  algunas obras como la de Número 182 de Morris Louis que es un reflejo de la inspiración que el artista encontró en los grandes coloristas franceses y en el estadounidense Arthur G. Dove. En 1953 empezó a experimentar con nuevas formas de aplicar la pintura: vertía desde lo alto del bastidor pinturas mate o brillantes en capas sucesivas que se iban superponiendo sobre la tela sin imprimar, generando composiciones que impregnaban la trama del lienzo. 

En 1961 inicia sus características cuadros de rayas, de los que Número 182 es un excelente ejemplo; en este tipo de obras la posición final de las franjas de color no quedaba definida hasta el momento de tensar la tela, lo cual introdujo la idea de la asimetría y del papel activo del lienzo sin pintar.

Caballetes. Vieira da Silva
Aunque personalmente no soy fan de este tipo de arte esta es la sala que cierra la exposición, por ello y para terminar con ella destacar en último lugar la obra titulada Caballetes, de Vieira da Silva. Esta obra está a medio camino entre la figuración y la abstracción y explora las relaciones espaciales desde perspectivas diversas. En la obra Caballetes el artista repite el motivo elegido en un espacio estrecho y comprimido trabajando directamente sobre el lienzo sin dibujos preparatorios.

Concluyendo…


Con esta última obra nos despedimos de la exposición, y a pesar del poco tiempo que queda ya para poder disfrutar de la misma, os recomiendo ir a verla sobre todo por los cuadros que se presentan en las primeras salas. A pesar de que no disfruté tanto en las salas 5 y 6 como pude hacerlo en las primeras cuatro creo que es una exposición que realmente merece la pena visitar, ya que recorre a la perfección el movimiento artístico que la Philips Collection trató de recoger para que estas obras y sus artistas dejaran su huella en el mundo del Arte.

Gratuita con el carnet joven y para clientes de La Caixa, si podéis aprovechad esta última oportunidad y no os la perdáis.

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